Vía ferrata con niños – La Familiar de Redovan

Ya estamos aquí de nuevo amigos. En esta ocasión Mejores Planes se convierte en Planes Arriesgados… y es que me he llevado a mi pequeña semi-adolescente Irene a hacer vía ferrata. Una actividad, que si bien para muchos puede parecer arriesgada, no lo es para nada siempre que se practica con todas las medidas de seguridad. Además, como ventajas, sirve para reforzar la autoestima en uno mismo y para hacer un poco de deporte, que a nuestros móvil-adictos jóvenes no les viene nada mal.

En ese sentido, cada uno sabemos lo que tenemos en casa, por ejemplo, mi peque (no tan peque, que ya tiene 12 años) no es tan Lara Croft como a mí me gustaría, pero también es cierto que podemos hacer para que lo sea. Hay peques que son auténticos todo terrenos y otros que son más “acomodados”, y es a estos segundos a los que hay que prestar más atención, puesto que el deporte y una vida sana les proporcionaran más ventajas que pasar las horas delante de una pantalla. Por otro lado, en el tema de la “vía ferrata” que no deja de ser una variante más sencilla que la escalada tradicional, para cualquier persona, el ser capaz de superar sus miedos a las alturas y conseguir coronar con éxito una montaña, cumbre o pequeño cabezo, siempre es motivo de alegría y de ese sentir de “yo puedo, yo soy capaz”.

Por todos estos motivos, decidí llevarme a mi peque a realizar esta maravillosa actividad. De paso, aprovecho para contaros que aparte de Mejoresplanes.com en mi blog de 2XElMundo.com, podréis encontrar mucha más información sobre actividades, deportes de riesgo y grandes viajes para los más mayores. De hecho, el motivo de disponer de todo el material necesario para poder realizar “Via Ferrata” viene precisamente de las actividades que realizamos mi pareja y yo en ese blog.

Localización:

Si deseáis probar, también os puedo contar que muchos centros excursionistas disponen de cursos y actividades de escalada, vía ferrata, etc… si bien por temas Covid-19 ahora mismo se encuentra todo un poco parado. Por otro lado, cualquier empresa de aventura os puede proporcionar acceso a este maravilloso mundo. El coste de una plaza en una salida de “via ferrata” oscila entre los 30 y 35 euros, dependiendo de la complejidad. También os quiero comentar que el precio de los accesorios (Casco, guantes, arnés y disipador) ronda los 120 euros en cualquier tienda de deporte.

Preparandos para el ascenso

Después de todo este rollazo que os he metido… os cuento como fue la experiencia de ese día. Una de las preocupaciones que tenía yo en la cabeza, es que con el rollo adolescente de la negación, la peque se me pusiera en plan “no voy, no voy”, pero para nada… Madrugamos relativamente poco, pues no había ninguna prisa, desayunamos y para las 11:00 estábamos en Redovan. Curiosamente nos salió un día de calor genial, tanto que yo hice la “via ferrata” en camiseta de manga corta y pasando calor al sol. Irenilla (como la llamo yo cariñosamente) se mostró en todo momento tranquila y concentrada, con un temple que no le había visto jamás. De hecho, me dejo muy sorprendido.

Os voy a contar un poco sobre la “vía ferrata” en sí. Se trata de un recorrido dividido en dos partes, la primera llamada “familiar” y la segunda, llamada “Si no estás en forma, ni te acerques”, bueno, realmente en el cartel pone “deportiva” (no os puedo contar como es, porque todavía no la he hecho, y respeto me da). El tramo familiar, no es muy exigente, ideal para una persona que va por primera vez. Está configurado en varios tamos, con puentes tibetanos, puentes de cuerda, un tablón (¿¿??) a modo de puente aéreo… en fin, muy divertido. De hecho, no me extraña que lo pusieran en Redovan, localidad que cuenta con una amplia tradición escaladora. También es cierto, que el pueblo está literalmente pegado a las paredes más verticales de la Sierra de Callosa. El acceso hasta el punto de inicio está muy bien indicado y hay un parking donde dejar los coches junto al polideportivo municipal. En la fecha que fuimos nosotros, no sé si fue por el buen día o qué, pero estaba a tope de gente… que por cierto, vi cosas que no son correctas, como una fila de 10 ferrateros sin dejar los espacios de seguridad (no del Covid-19) si no de la vía ferrata… siempre se debe dejar un tramo libre entre el que va delante y el que viene detrás… pero en fin.

Antes de empezar… hay que explicar

Con Irenilla ya pertrechada, a la que mientras le ponía los “aparatos” le iba explicando para qué era cada cosa… El arnés, el disipador, etc… cuando estuvimos listos empezamos a recorrer el sendero que lleva al inicio de la vía. Ya a los pies de las grapas, le explique la técnica de ascenso y como debes ir cambiando los agarres del disipador (que cuenta con dos, ¡doble seguridad siempre!) en los diferentes tramos de la vida de vida (el cable donde se engancha el disipador)… Mientras que le explicaba, apareció un grupo de por lo menos 20 ferrateros… (toma ya Covid-19) así que decidimos empezar nosotros primero, para no tener que ir detrás de 20 personas… lo que nos hubiera supuesto espera 1 hora o más…

Para mi sorpresa, Irene empezó a subir como si se tratase de un gato. Trepaba que daba gusto verla… aunque de vez en cuando se le olvidaba cambiar el disipador al llegar a los tramos, pero enseguida se dio cuenta de que cada vez que encontrase una sección de cable de vida, debía parar, cambiar el disipador y seguir subiendo… Así, casi sin darnos cuenta, en menos de 10 minutos habíamos superado el primer tramo y atravesado el primer puente tibetano. Tan rápido iba la peque, que no me dio tiempo ni de hacerle una fotografía en el puente.

Esta niña ¡¡sube a toda leche!!

En el segundo tramo vino la primera sorpresa, ya que se trata de una parte horizontal en vez de vertical, en la que debes avanzar de lado… Y claro, como a todo el mundo le pasa la primera vez, nunca sabes que hacer exactamente con los pies… así que le hice una pequeña demostración de cómo avanzar y en menos de lo que canta un gallo ya estábamos en el siguiente puente, de cuerda, en el que si le pude echar alguna foto.

El tercer tramo de la vía ferrata es súper sencillo, excepto por un puente de tablas colgantes, que trae de cabeza a todo el mundo. No porque sea peligroso, sino porque es “engorroso” de pasar, ya que las tablas se mueven para todos los lados. También es cierto que en cuanto pasas dos, te das cuenta de que lo que debes hacer es mantenerlas unidas con los pies y es pan comido.

Después de un poco más de subida, algún tramo horizontal y llegamos al punto complicado de la ferrata de Redovan. Se trata de un “mini” desplomado, que le suele costar a todo el mundo la primera vez, más que nada por la falta de técnica. Los desplomados son zonas donde la verticalidad es contraria… o sea, que la pared “cae” hacia el escalador. Eso supone que nos quedamos “colgando” y tenemos que hacer fuerza con los brazos para mantenernos. En la vía ferrata, de normal, los brazos no juegan un gran papel, ya que toda la fuerza de hace con las piernas. En una persona normal, el propio ejercicio de mantenernos en pie es más que suficiente para que las piernas estén fortalecidas… sin embargo con los brazos no sucede lo mismo y cuando durante un breve periodo de tiempo tenemos que estar sujetos a algo lo acusamos rápidamente. Irenilla no fue la excepción y tras superar el tramo desplomado, que para más inri tiene en el medio un cambio de sección, me pidió parar para descansar un poco.

Parón para descansar

Tras 10 minutos de relax disfrutando de las vistas, seguimos para arriba hasta llegar al último obstáculo. El tablón volador… Una tabla en el aire por la que debes caminar hasta llegar a la siguiente sección de ferrata… Un lugar por el que siempre intento caminar sin agarrarme, pero al final me vence el “miedo” y acabo cogiéndome al cable guía… No es nada peligroso realmente, ni difícil, pero impresiona un poquito.

Y por fin llegamos al final de la “via ferrata” donde un grupo de ferrateras  féminas le dieron un sonoro aplauso a Irene, que se puso roja de vergüenza como un tomate. A la vuelta en el coche me dijo que le había gustado y que se lo había pasado muy bien… así que creo que ya la posibilidad de meterla en la secta de la ferrata está ahí.

Consejos

Nota importante: ojo con el tema niños, porque no es recomendable la práctica de este deporte hasta que los peques tengan cierto peso y altura. Esto se debe a que aunque los disipadores están probados y certificados, en caso de una caída, el tirón que pega el disipador, podría causarles lo que se viene a llamar “latigazo cervical”. Viene a ser un fuerte movimiento de cuello, que les puede dejar muy doloridos durante unos meses. Pasados los 12 años, el cuerpo ya está mejor “formado” y preparado para soportar esos rigores. No obstante, también es cierto que la probabilidad de sufrir una caída haciendo “vía ferrata” es baja no, bajísima. El tema de la altura, es porque las grapas estas a una distancia, que a una personita de menos de 150 cms le va a costar llegar.

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