Hoy en día ser padres es una tarea muy difícil. En la mayoría de los hogares trabajan ambos cónyuges y el cuidado de los menores a menudo recae sobre los abuelos. Pese a creencias populares establecidas, los niños con capaces de discernir en que situación se encuentran en cada momento. Y no solo eso, si no que ademas son capaces de adaptar diferentes roles en cada ambiente. Por lo tanto, no debemos preocuparnos porque los abuelos los «malcríen». Lo importante es que cuanto estén con nosotros utilicemos técnicas de marketing para educar, estableciendo unas normas sencillas pero efectivas.
En ese sentido, el cabeza de familia, de manera inconsciente ya maneja un hogar como si de una empresa se tratase. Organiza, dispone, estructura y por supuesto, aplica el marketing en el día a día… hoy vamos a intentar orientar todos esos esfuerzos a la consecución de objetivos.
Pero antes de continuar, debéis recordar, que cualquier cambio que se introduzca en cualquier «relación» ya sea laboral o familiar, siempre es duro de asumir al principio y tarda un tiempo en surtir efecto.
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Para conseguir algo hay que sacrificar algo.
En muchos hogares, la madre suele ser la persona que mas sacrificios asume en bien de la familia. Sin embargo, debemos preguntarnos si esos sacrificios son rentables. Por ejemplo, a la hora de dormir, muchos niños lloran desconsoladamente hasta que consiguen irse a la cama con sus padres. Años después esos pequeños no sabrán acostarse y dormirse solos en su habitación. Existen casos extremos de niños que únicamente se duermen en el coche y de padres que estoicamente cada noche pasean al niño durante 20 o 30 minutos en su automóvil. Sin darnos cuenta hemos creado un mal hábito y se perpetuara hasta que lo consintamos.
Debemos resistir y no ceder ante la voluntad de nuestros hijos y crear rutinas en cuanto a los hábitos de sueño. Al principio sera duro, pero a la larga todos ganaremos.
Creando hábitos rara vez te encontraras con estas situaciones.
El fracaso no es malo
Probablemente el mejor mecanismo de aprendizaje que hemos adquirido los humanos, sea el error. Utilizando las técnicas de marketing para educar debemos enseñar que errar en algo nos permite aprender.
Para nuestros pequeños, es importante aprender diferentes maneras de afrontar un problema y de buscar soluciones. Desgraciadamente hoy en día existe una tendencia a sobreproteger a los niños y a no dejarles errar. O lo que es aun peor, permitirles creer que cuando han cometido un fallo no es culpa de ellos.
Debemos permitir que los niños se equivoquen. Nuestro papel en ese momento debe ser el de guías, de orientadores y no el de castigadores. Errar es humano.
El éxito no es tan bueno.
El problema con el exceso de éxito, es que lleva a la arrogancia. Las técnicas de marketing para educar nos enseñan que la arrogancia solo conduce a un lugar: Al fracaso. Si nuestro hijo destaca en algo, es bueno que lo alabemos y que lo motivemos a continuar con esa actividad, pero sin perder el norte. Debemos recordar que aparte de nuestra relación, nuestro pequeño/a tiene relaciones con otros niños a diario y no lo sera nada útil pavonearse o «chulear» delante de sus compañeros.
Es muy importante recordar que a ciertas edades lo que los padres afirmemos serán verdades categóricas para nuestros retoños. Si le decimos que es el mejor jugador de fútbol del mundo, él lo creerá y defenderá esa idea antes sus compañeros.
Es mucho mas productivo explicarle que con dedicación, trabajo y esfuerzo, podría llegar a ser el mejor jugador del mundo. El mensaje que calará en su cerebro es que los resultados llegan con esas tres premisas, algo que le será muy útil en su vida.
Negativo VS Positivo.
A menudo, no solo de cara a nuestros hijos, si no entre nosotros, adultos mas «sabios e inteligentes» cometemos el error de reforzar los aspectos negativos de nuestro día a día… Solemos usar frases como «Esto no vale para nada», «Así no se hace», «Esto esta mal». Lo que suele dar como resultado un descenso de nuestra autoestima. Sin embargo, por nuestra edad, tenemos mecanismos que hemos aprendido para reponernos ante la adversidad.
Nuestros hijos no los tienen.
Si constantemente le recordamos a nuestros hijos los malos que son, lo poco caso que nos hacen, lo revoltosos que son: lo que provocamos es que esas ideas calen en ellos y se conviertan en realidades. Mediante el uso de técnicas de marketing para educar podemos comprobar que es mucho mas productivo decirle «¿Como es que un niño tan bueno ha hecho esto?» en vez de el típico «Eres muy malo«.
Si lo analizamos fríamente, sucede que si el mensaje que recibe un menor es «Eres malo» y lo termina asimilando ¿Debemos extrañarnos de que luego se porte mal?
¿Te gusta que tu jefe te grite cuando te equivocas?
Ley de Murphy
Eso de que «si algo puede salir mal, saldrá mal» es falso. La ley de Murphy dice que «Si algo puede pasar, pasará«. Y en nuestro día a día con los niños, debemos tenerla mas presente que nunca. Y sobre todo, estar mentalizados para que cuando llegue el momento, no se convierta en un problema.
Si vamos a un restaurante de lujo con niños pequeños, por muy bien que los hayamos educado, lo mas probable es que se aburran. Al final acabemos teniendo un momento tenso. Debemos plantearnos entonces si somos nosotros los culpables de lo ocurrido por no haber sido capaces de anticipar el resultado.
Quizás una buena idea antes de tomar ese tipo de decisiones sería usar la empatía. ¿Recordamos como nos sentíamos cuando de pequeños nuestros padres nos obligaban a hacer cosas que no nos gustaban durante horas?
El plan de acción
A nivel empresarial se suele llamar «plan de empresa», pero viene a ser lo mismo. Improvisar es malo, es terrible. Nunca se debe hacer. Por ejemplo, una tienda que vende poco y baja los precios. A corto plazo venderá mucho, pero cuando ponga los precios habituales, a su clientela le parecerá todo mas caro.
Las técnicas de marketing para educar nos enseñan que la paciencia es una gran virtud y la gran olvidada. Debemos tener un plan de acción y ceñirnos a él. Pero sobre todo, debemos poner a disposición de nuestros hijos ese plan, para que lo conozcan y lo tengan presente día a día. Y recordarselo de vez en cuando, no cuando fallen, si no de manera regular, para que no se «despisten».
Pero sobre todo, tener bien claro, que los resultados son a medio y largo plazo.
Generar confianza
Probablemente el punto mas difícil de la relación entre padres e hijos. Lo que se promete se cumple. Si es un premio o si es un castigo. Si algo tienen los niños es una memoria prodigiosa. Cuando tenga 40 años, tu hijo recordara el día que le prometiste ir al circo y no le llevaste porque estabas cansado. Igualmente aprenderá que si le amenazas con un castigo y luego no se lo aplicas, podrá tensar la cuerda tanto como tu le permitas. La confianza no se regala, se gana con mucho trabajo y esfuerzo, y es muy fácil perderla.